Ley Zamudio

Ley Zamudio

La ley 20.609, ley antidiscriminación, también conocida bajo el nombre extraoficial de “Ley Zamudio” es la ley chilena creada para combatir la discriminación en los tribunales. Esta es una ley cuya promulgación fue retrasada durante más de 7 años, desde que Ricardo Lagos propuso la iniciativa en marzo del 2005 hasta que, luego de la horrible golpiza sufrida por Daniel Zamudio, que derivó en su muerte el 27 de marzo del 2012, fue finalmente promulgada en julio de ese mismo año.

Daniel Zamudio era un joven gay que el 2 de marzo del 2012 fue atacado por 4 neonazis chilenos (señalo la contradicción que existe entre esas palabras) en el Parque San Borja, quienes lo dejaron inconsciente, sin documentos, con lesiones graves, quemaduras de cigarros en su cara, parte de una oreja cortada y esvásticas en el cuerpo. Fue encontrado a las 4 de la mañana por un guardia del parque y fue llevado a la Posta Central, donde falleció luego de agonizar por más de 3 semanas.

La ley contiene 18 artículos divididos en 3 temas esenciales: el primero es una definición de discriminación arbitraria, que a grandes rasgos la define como cualquier acto (sea de parte del Estado o no) discriminativo o segregativo sin justificación en otro derecho fundamental; el segundo le exige a los órganos y funcionarios del Estado garantizar el cumplimiento de estos derechos sin discriminación; y el último incluye la discriminación arbitraria como agravante para cualquier delito.

Como ley, si bien no es perfecta y su legislación fue bastante tardía (sobre todo si se le compara con otros países cuyas leyes en contra de la discriminación comenzaron hace más de 30 o 40 años) cumple con un estándar , el principal problema es que en la práctica la ley tiene más bien poca relevancia, ya que la ley mandata al Estado a crear normativas y políticas en contra de la discriminación, cosa con la que las autoridades no han cumplido. Cuando el Gobierno ha manifestado preocupación por la situación de violencia hacia lo comunidad LGBT ha sido más bien una respuesta mediática, no una acción sostenida en el tiempo. Además la ley no responde a actos discriminatorios más “pasivos”, por así decirlo (como algunas rutinas humorísticas o “chistes” en los matinales), aunque estos sean argumentalmente igual de dañinos que otros actos que sí son protegidos por esta ley, y a pesar de que esta ley obliga a los funcionarios del Estado a actuar de manera no discriminatoria son incontables los casos de discriminación ejercidos por las fuerzas de orden público como Carabineros, de las que muchos hemos sido testigos en el último tiempo.

En mi opinión esta ley debería enfocarse también en la educación y en crear una red de apoyo para quienes la necesiten, y no solo en el ámbito del castigo. De esta manera el problema podría ser solucionado desde su origen, en lugar de atacar los efectos superficiales de éste.